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jueves, 30 de julio de 2009

Capítulo I - EL REENCUENTRO

Aquí os dejamos el primer capítulo, esperamos que vaya enganchando ^^

SAYA

Habían pasado seis años después de la batalla en la que participaron mi familia y mis amigos. Conseguimos nuestro objetivo, recuperar los tesoros sagrados de los cinco reinos y unirlos en uno mediante un tratado.
Durante esos seis años el poder cayó en manos de un gobernante que trajo a nuestro mundo la dictadura. Todo lo que creímos que sería paz se convirtió en oscuridad y tinieblas. La gente ya no estaba segura, había más vandalismo y el nivel de la maldad aumentó.
Los tesoros que fueron creados para mantener el equilibrio entre el bien y el mal fueron unidos en uno, creando un arma capaz de destruir a la humanidad. El gobierno se separó en dos grupos: los seguidores de Draco, el dictador, y lo grupos rebeldes, nosotros.
Nos encargamos de hacer saber que aún hay esperanza de conseguir lo que en tantos siglos estábamos buscando. En grupos separados, armados y en naves nos rebelamos contra Draco y su ley.

Me encontraba en una de las naves más grandes del hangar, me colé junto con mi fiel amigo Tigre, mi lobo dientes de sable, nunca se separaba de mi lado, era mi niñera.
Me situé en la bodega, entre unas malolientes cajas llenas de lo que a mi me parecía pescado. Nunca se sabe lo que llevan los piratas, lo más seguro es que en vez de pescado fueran lo cadáveres de un par de militares.
Tigre se tumbó entre unas lonas, con lo grande que era, seguro que le descubrían, y yo permanecí en mi sitio, inmóvil, a la espera de que comenzara el viaje y cumplir con mi misión.

KAI

Era la tercera vez que atacábamos en esta ciudad, los soldados seguidores en el País de la Tierra sobraban por todos los costados. No éramos capaces de acabar con todos de una tacada, ni de dos, ni de tres, teníamos que retirarnos, pues nos habían descubierto y estaban a punto de darnos alcance.
Desde que Draco ascendió a gobernador todo había empeorado con el paso del tiempo. A todos los amigos con los que había luchado en la guerra no los había vuelto a ver desde entonces, cada uno se había quedado encerrado dentro de su propia nación, todos. Todos, excepto yo. Llevaba en el puesto de rey desde los once años, y sabía que algo no marchaba bien desde el principio. No muchos meses después de que mi mujer y yo nos separásemos decidí partir para formar una banda rebelde para acabar con el gobierno, dejando a mi hermano pequeño al mando del reino, y de mi hijo…


No había salido tan bien como esperaba, poco después de marcharme yo el País del Hielo recibió un ataque y gran parte de mi pueblo pereció en la lucha, pues todos los Fríos somos guerreros. Tampoco me iba del todo bien como pirata del aire, pues los seguidores eran muchos, y algunos se camuflaban en naves, por lo que a veces teníamos peleas innecesarias contra otros grupos rebeldes.

Una vez cumplida la misión, por así decirlo, volvimos a la nave a toda prisa. Yo seguía a mi grupo, entraron de uno en uno, y por fin me tocó a mí, que tuve que saltar, pues ya habían puesto la nave en marcha.
-¡Vamos, vamos! –grité para que acelerasen el motor, unos soldados nos apuntaban desde tierra con armas de fuego.
-¡Neo, dale caña a este trasto! –dije corriendo hacia los cañones.
-¡Jim, Erika! ¡Defender la nave! –oí como Kara me gritaba desde su puesto de mando, la estaba quitando el puesto de capitana, me coloqué al lado de Jim, que sujetaba un cañón.
-Prepárate. –dije secamente apuntando.


NEO

Conocí a Kai poco antes de que la dictadura sembrara el pánico y el miedo en todo el mundo. Él estaba dispuesto a crear un grupo rebelde, solo necesitaba una nave y una tripulación. La nave la tenía yo, pues Quimera es mi mayor tesoro, yo mismo la construí con mis propias manos. De la tripulación… que se encargara él mismo.

Acabábamos de cumplir una de nuestras miles de misiones en el reino de la tierra, nos superaban en número, así que, Kai propuso la retirada, obedecimos y corrimos a toda pastilla hacia mi nave. Entré yo primero y de una zancada me aproximé al timón, encendí el motor y me dispuse a darle marcha a mi preciosa nave… ¿Trasto?

-¡Si, si, ya voy!- Le contesté a Kai, pues no me gustaba nada el tono con el que se había dirigido a mi tesoro. Le dí más potencia a los motores y en menos de un segundo, mi joya emprendió el vuelo sacándonos del apuro.



KARA

Llevaba tres años dentro del grupo de rebeldes del borde de Kai, y nunca habíamos conseguido acabar con una tanda entera de soldados, siempre nos retirábamos. Este hombre era un cagado y no quería admitirlo. No sería la primera vez ni la última que salíamos corriendo de ese lugar, casi me conocía a los guardias que no nos habíamos cargado aún. Uno era moreno, alto y con cara de malas pulgas, el otro era un pelirrojo horrible que no hacía más que decirme barbaridades cada vez que me veía, ¿pero es que no se acordaba de mí de una vez para otra o qué?

Fuese como fuese, ya estábamos otra vez corriendo hacia la Quimera. Fui la segunda en subir, después de Neo, como corría el condenado. Me di toda la prisa que pude para subir al puesto de mandos, y me di dos o tres veces en las rodillas con los escalones, ya podrían ser más anchos, coño.

Cuando por fin llegué y tuve vista del cielo abierto me dispuse a dar la primera orden.
-¡Jim…! –no pude continuar, Kai ya estaba como siempre usurpándome el puesto.
-¡Imbécil! ¡Eso es tarea mía! ¡Ya verás lo que hago cuando baje! –me ignoró totalmente, eso hizo que enfureciese más, y le di un golpe a la cristalera.



JIM

Era la tercera vez que atacábamos el mismo sitio, debían estar hartos de nosotros, qué se fastidien. Nada más llegar Kai decidió tender una emboscada, y cómo no, en vez de traer a Erika me traen a mí, ¡pero que yo no sé luchar! Pero claro, soy el único que sabe piratear el sistema militar, y claro, me necesitaban a mí. No tardaron ni diez minutos en localizarnos, de modo que no pude hacer más que meterles una mierda de virus que pronto arreglarían, sólo habría necesitado cinco minutos más, con cinco minutos habría bastado… A la mierda la preparación del formateador, tanto trabajo para nada, encima ahora tenía un chichón…

Bueno, nos encontrábamos corriendo destino a la nave, yo el último, como siempre, y los soldados me estaban dando alcance. De mala gana Kai se quedó atrás luchando permitiéndome escapar, y entré en la nave tirando del brazo de Erika, que ni se había inmutado tras ver al resto entrar.
-¡Vamos! ¡Nos siguen! –grité dirigiéndome a los cañones, acto seguido llegó Kai y empezó a gritar órdenes a cascoporro.
-¡Sí, señor! –grité poniendo a punto el cañón seis.

ERIKA

Todo el mundo se iba, armándose hasta los dientes, y como no, la buena de Erika se quedaba en la nave perdiéndose toda la juerga. Y encima se llevaban al pavo de Jim, que no tenía ni idea de cómo funcionaba una pistola… que vergüenza.

Pues nada, me senté en una de las sillas cruzándome de brazos enfurruñada, resoplé varias veces y miré a mis compañeros mientras se iban. Neo se giró y me miró antes de cerrar las compuertas, ¿a qué no sabéis lo que me dijo?, “no toques nada”.
Jo, pero que bordes eran todos, en seguida me dejaban sola y encima con indirectas. Me balanceé en la silla tarareando mientras esperaba.

Al los diez minutos, la compuerta se abrió de golpe despertándome, abrí los ojos como platos mirando a mi alrededor asustada.
-¡¿Qué coño pasa?!- Pregunté alterada, entonces fue cuando oí los disparos y los bombardeos. Jim se acercó y de un tirón me levantó de la silla donde me situaba.
-¡¿Vais a contestar?!- Miré a mi capitana y después a Kai, que me ordenó que me posicionara en los cañones, obedecí y agarré mis ametralladoras, abrí una de las mini ventanas y cargué las armas, apunté y me lié e tiros cargándome a casi 20 militares.



SAYA

Al principio todo estaba muy tranquilo, pues al colarnos, la nave estaba desierta, solo había una chica de unos 15 años dormida, no la consideré peligrosa así que, entramos y nos escondimos en la bodega.

A los diez minutos, todo empezó a cobrar vida, disparos, bombardeos, gritos… No me moví, miré a Tigre que estaba inmóvil entre las lonas. Suspiré y me agarré de las rodillas presionándolas contra mi pecho.
-Guerras…- Cerré los ojos y noté como la nave empezaba a elevarse a toda velocidad. Se escuchaban pasos y gritos en su interior… La tripulación había regresado.



NEO

Todo volvía a estar en calma dentro de la nave, de no ser porque Kara no paraba de chillarle a Kai. Puse los ojos en blanco apretando el botón del piloto automático, acto seguido me levanté y miré a Jim y Erika, que seguían es su puesto mirando embobados a los dos verduleros.
-Voy a comprobar el botín…- No me hicieron ni caso.- Vale… ignorarme.- Dije levantando un brazo levemente. Me acerqué a la puerta que conducía a la bodega y agarré el pomo girándolo y presionándolo hacia dentro. Hacía algún tiempo que esa puerta no funcionaba muy bien… Y la arreglaría algún día.
Una vez abierta, la peste que desprendía el pescado me abofeteó la cara.
-Puaj…-Puse cara de asco y bajé los escalones tapándome la nariz.
-Huele a huevos podridos… aj.- Me encaminé hasta abajo y abrí la segunda puerta corredera, la peste era más intensa, me dio una arcada y casi echaba la primera papilla que me dio mi madre.
Un ruido y un bulto llamaron mi atención, fruncí el ceño y me acerqué. Me quedé sin palabras cuando descubría una chica, era joven y hermosa, pero no podía fiarme de ella, seguro que era una espía. La agarré del brazo levantándola y mirándola a la cara.
-¡Tú! ¡¿Qué haces aquí?!-La pregunté gritándola y apretando el agarre en sus brazos. La chica me miró sin saber que decir.
-No hace falta que me lo expliques a mi, preciosa, se lo contarás al Jefe.-Esbocé media sonrisa y me la llevé conmigo al piso superior.




SAYA: Seguía en la bodega, todo estaba más tranquilo, suspiré aliviada hasta que me pillaron… Genial, perfecto.
-Oh, mierda.-Pude decir antes de que un chico moreno me agarrara del brazo y me gritara sin parar.
-Ey, tranquilo, macho… que yo solo…- No me dio tiempo a terminar la frase, pues me arrastró fuera de la bodega, miré hacia atrás por si a Tigre se le ocurría la genial idea de salir a ayudarme, pero solo asomó la cabeza y me miró gruñendo. Negué para que se mantuviera en su sitio, era mejor que no le descubrieran. Suspiré resignada y dejé que me llevara a ver a su “Jefe”.
-¡Bruto, suéltame, me estás jodiendo el brazo, mamón!- Grité con todas mis fuerzas intentando zafarme de su agarre, pero nada.
Llegamos a la primera planta y me dejó caer al suelo de rodillas agarrándome de los brazos para que no pudiera escapar.
-Joder, pero que gente más burra.- Dije por fin cuando su agarré de aflojó.


KAI: Cuando por fin estuvimos fuera de peligro y bastante alejados me senté en un banco empotrado en la pared, suspiré.
-Qué movida… -dije secándome el sudor de la frente con la manga de la camisa. Oí a Neo gritar en la bodega.
-Oh, genial, otra rata. –me arrasqué la rodilla, entonces oí una voz femenina, que me resultaba bastante familiar… Puse los ojos en blanco: una espía. Neo la dejó caer frente a mí de rodillas, ni que fuese un sacrificio.
-Bien, ¿algo que decir, o te mato ya? –dije sacando la espada de mi vaina.

SAYA: Estaba ante el jefe de la banda rebelde, no le ví la cara por culpa de la posición y porque mi pelo se venía hacia delante tapándome el rostro.
-Genial, y encima me quieren matar, me cago en la madre…- Suspiré eufórica revolviéndome para zafarme.
-¡Suéltame, cabrón, suéltame!- Me removí sin parar hasta que un brazo se me liberó, agarré la daga que tenía en el cinto de mi muslo derecho y se lo lancé a mi raptor rozándole la mejilla.
-Mierda…- Suspiré defraudada por fallar, aunque le había dejado una pequeña marca en la mejilla al mamón.
-Para que te acuerdes de mí.- Me eché el pelo hacia atrás y miré al tío que tenía en frente.
-Co-ño.- Fue lo único que logré decir, pues no me salieron las palabras al descubrir que el “Jefazo” era mi exmarido. Fruncí el ceño y le escupí en la cara.
-¡Cabrón!- Grité.


KAI: La espía hizo una herida en la mejilla a Neo, por lo que me levanté del banco de inmediato con la espada en mi mano, pero se calmó y no le hizo nada más, me miró. No pude hacer más que quedarme… helado.
-¿Saya? –pregunté asombrado. No podía ser otra que mi exmujer, ¿no?
-¿Qué ha…? –no me dio tiempo a continuar, me escupió en la cara y me insultó. Me limpié con el reverso de la mano.
-¡Qué coño haces!


NEO: La mujer intentó liberarse unas cuantas veces gritando y removiéndose sin parar, tenía fuerza la muy hija de puta. Logró liberarse y agarrando una pequeña daga, me la lanzó rajándome la cara. Me llevé la mano a la cara soltándola del todo. Después escupió e insultó a Kai.
Fruncí el ceño y la agarré del pelo por detrás amenazando su cuello con la misma daga que ella me había lanzado.
-¡Puta del infierno!- Miré a Kai con intenciones de decapitarla en cualquier momento.


Kai: -¡No! –grité, cuando Neo hizo ademán de cortarla el cuello.
-No, no es una espía, quieto. –le ordené, agarrándola del brazo sin apretar, la puse a mi lado mirando a Neo.
-Tranquilo, ya me ocupo. –busqué a Erika con la mirada- ¡Erika, ven!


ERIKA: Joder, de repente una chica apareció a manos de Neo chillando e insultándole sin parar. Me giré y les miré cruzándome de brazos, la chica escupió al Jefe y le llamó cabrón. Pues vaya, no me estaba enterando de nada, pero bueno, por mirar. Entonces fue cuando la chica hirió a Neo y este, lleno de furia, la agarró del pelo e intentó rajarla el pescuezo.
Guay, al fin algo de diversión.
Kai lo impidió agarrándola del brazo con rapidez y posicionándola a su lado.
Lo bueno llegó ahora, si la diversión se había acabado lo peor fue cuando me llamó.
-Oh, no, señor, a mi no me la cargue.- Dije dando un paso hacia atrás con las manos levantadas a la altura del pecho.

KAI: Ahora, después de casi seis años después de divorciarnos, aparecía de la nada, tenía cosas que hablar con ella, Erika se negó a venir.
-Erika, aquí. Quiero que la lleves a mi camarote, ya, es una orden, no una sugerencia. –dije serio, a veces cuestionaban mis órdenes, y no me gustaba nada.


ERIKA: Me lo ordenó, serio y decidido. No podía hacer otra cosa que obedecerle.
De mala gana me acerqué a ellos y me coloqué en frente de la chica desconocida.
-Si, señor.- Agarré a la chica del brazo y la miré. Uuuhh, la forma que tenía de mirarme no me gustaba, era un “tócame y será lo último que harás en la vida”.
-A-acompáñame… ¿por favor?- Encogí los hombros mirándola de forma suplicante.


SAYA: ¿Pero de que iba esta gente? ¡¿De que iba Kai?! Vale, me salvó de que el bruto me rajara el cuello, pero seguro que el otro hubiera acabado con mi daga insertada en el agujero de su culo.
Le miré cuando me agarró y me colocó a su lado, me zafé de su agarre, pues no quería ningún contacto físico con él. Miré de nuevo a Neo dedicándole una pequeña amenaza con la mirada. Pues esto no quedaría así.
Kai llamó a una chica de su tripulación, era muy joven, de unos 15 o 16 años más o menos, al principio se negó, luego, y porque le repitió la orden Kai, se acercó a mí y me agarró del brazo. Y dale con agarrar, ¿tan peligrosa parecía?
Al final acepté pero antes miré a Kai con los ojos encendidos.
-Te daré tu merecido.- Acto seguido seguí a la joven a través de un pasillo largo. Llegamos al camarote de Kai y la chica abrió la puerta, entré y me giré para mirarla, pero cerró la puerta antes de decir nada, ¡y encima la cerraba con llave! Este se iba a enterar cuando estuviéramos a solas. Fruncí el ceño y tiré una de las cómodas que tenía al lado de la cama destrozándola. Me senté sobre la cama y suspiré dejándome caer sobre el colchón.

KAI: Al fin Erika decidió llevarse a Saya, me llevé la mano a la frente. De todas las mujeres que había en el mundo tenía que encontrarme con ella, casi prefería haberme cruzado con… yo qué sé, con cualquiera menos con ella. Me volví a sentar en el banco.
-Esa es Saya. –le dije a Neo, él conocía la historia, de modo que se quedaría más o menos como yo.
-…sigue con tus cosas. –le dije levantándome de nuevo, debía saber por qué estaba ella aquí.

JIM: Me dedicaba a anotar en mi libreta los desperfectos de la nave para luego arreglarlos cuando empecé a oír barullo, siempre estábamos en ese plan, de modo que los ignoré, me daba igual lo que estuviesen haciendo siempre y cuando luego yo no tuviese que arreglar nada, entonces vi un rallazo enorme en el casco, lo acaricié.
-Oh… pobre Quimera… Neo me mata si no te arreglo ya. –me metí el lápiz táctil entre los dientes y con la mano libre me agarré de la barandilla, saltando al otro lado, chocando contra el casco, me quejé. Lo examiné y tomé apuntes en la agenda tecleando con los dientes, entonces por encima de mí pasó Erika con otra chica, que tenía unas buenas piernas… se me cayó el lápiz de la boca.
-¿Qué? ¡Oh, mierda! ¡Yo no pienso bajar a por ti! –agarré la agenda con la boca y volvía subir.

NEO: Erika se llevó a la chica que resultaba ser Saya, la ex de mi Jefe. Me quedé tan atónito como él.
-Pero… ¿no se había marchado a hacer no se que? ¿Qué hace aquí? ¿Y en mi nave?-Estaba que echaba humo de la impotencia de agarrarla y estrujarla como el cuello de un pavo. Me crucé de brazos y respiré hondo.
-Está bien, no hace falta que me digas nada, pero ojo con ella, no me fío ni un pelo.-Dicho esto me volví mi puesto, lo único que me relajaba era tener entre mis manos el timón de mi nave. Pasé al lado de Jim y le miré extrañado, anotaba cosas en su libreta, lo más seguro que los daños recibidos en mi nave… ¡Quimera!
Me asomé y descubrí un arañazo de bala en todo el casco.
-Oh, joder… ¡Jim! Arréglalo, más te vale que después de cenar esto esté arreglado.- Le miré y volví a mi puesto sin mediar palabra.


JIM: Le miré con los ojos como platos cuando me dio esa orden.
-¡¿Qué?! ¿Estás loco? ¡Necesito pintura! ¡Y cera! ¡Y estar en tierra! ¿Crees que voy a ponerme a hacer malabares colgando de una cuerda? –como dijese que sí le mandaba a la mierda…


NEO: Está bien, el chico tenía razón, además, no era su culpa. Lo estaba pagando todo con él.
-De acuerdo, puede esperar hasta que repostemos en la siguiente cuidad, pero en cuanto aterricemos, ya puedes mover tu culo fofo y darle marcha al asunto. Si no, despídete de volver a bordo.- Cogí los mandos de Quimera apagando el piloto automático.

JIM: …No me dejaría subir a bordo, ¿podía hacer eso él? Coño, era su nave, ¿por qué no? Tragué saliva y corrí al almacén a por los materiales.

KARA: Todo el mundo estaba abajo liándola parda, así que decidí no bajar, ¿mojarme yo? Sí, hombre. Me senté en mi sillón mirando al horizonte, mi puesto era bastante aburrido sola aquí arriba. Vi a Neo dirigirse a la sala de mandos, así que bajé con él, me daría un poco de charla, aunque solo fuese un poco.

KAI

Cuando todos estuvieron entretenidos me adentré en los pasillos de la Quimera, dirigiéndome a mi camarote, donde todavía esperaría Saya, no creo que se hubiese atrevido a atravesar la puerta ni a inundar la habitación, no al menos de momento. Llegué y abrí la puerta, a sabiendas de que podría atacarme nada más abrir.
Entré y cerré con llave, no quería que se fuese sin darme explicaciones de lo que estaba haciendo aquí, cuando ella debería estar en el Reino del Hielo, o en su defecto en el del Agua, pero no aquí, no en esta nave, no pintaba nada aquí.
-Explícame sin rechistar qué haces aquí.


SAYA

Seguí tumbada sobre la cama de Kai esperando a que algo interesante pasase. Suspiré cuando oí que abrían la puerta y me incorporé mirando la puerta mientras se abría. Kai entró y cerró de nuevo, me fijé bien en donde dejaba las llaves, pues tarde o temprano se las quitaría.
Volví la mirada a su rostro… hummm, pues si que había mejorado, si.
Me levanté cruzándome de brazos.
-¿Qué te conteste?- Sonreí sin dejar de mirarle.
-Estoy aquí para investigar, ¿el qué? Eso es asunto mío, me metí en esta nave porque es la única que encontré desprotegida, solo había una chica, la que me ha traído hasta aquí, pero estaba roncando. No tenía ni idea de que tú, precisamente mi exmarido, era el “Jefazo”, así que lo siento si tanto te jode que esté aquí.- Le miré seria, pues no era quién para saber cual era mi misión.


KAI

Así que investigar, ya me gustaría saber a mí el qué tenía que investigar esta mujer. Pasé de un lado a otro del camarote, apoyándome en la pared.
-Muy bien, tú misma, pero no pienso moverme de aquí ni dejar que tú te vayas hasta que hables, así que nos podemos tirar aquí otros seis años, cosa tuya. –me encogí de hombros indiferente. Sabía su reacción, haría como que no la importaba, pero enseguida perdería la paciencia y empezaría a gritar. Como yo pasaré de lo que diga al final acabará cantando. Siempre ha sido así.


SAYA

Con que quería que le contara todo. Se paseó de un lado a otro del camarote hasta acabar apoyado en la pared, se encogió de hombros y pasó de mí olímpicamente.
-Veo que no te importa tanto cuando te haces el indiferente, Kai.- Me senté en la cama de nuevo apoyando los codos sobre mis rodillas.
-Además, no te interesa lo que yo haga aquí, me metí por error, pero me marcharé si es lo que deseas, no te estorbaré. Seguiré investigando en otro lado, no te preocupes.- Sonreí traviesa.
-Tampoco me interesa mucho lo que haces tú y tu mierda de tripulación.- Mi voz sonaba calmada y tranquila, no me dejaría caer en sus juegos de niño tonto.


KAI

Aún estaba en la fase de “no me importa”, pero pronto empezaría a cabrearse, odiaba estar encerrada. En diez minutos la tendría cantándome lo que buscaba, aunque en realidad no fuese nada, lo más seguro es que acabásemos hablando de cualquier otra cosa relacionada con el cotarro. Por el momento decidí sacar otro tema.
-¿Hace cuánto no vas a ver al niño? –le pregunté, para empezar a mosquearla, más que nada porque le había cambiado de tema, aunque ahí su reacción ya era una incógnita para mí.



SAYA

No dijo nada, más bien se dedicó a cambiar de tema. Suspiré y le miré.
-Hará cosa de un mes, antes de venir al Reino de la tierra… En su cumpleaños, cosa que tú no apareciste, estuvieron, Max, Natty, Axel, Eri, Edward, Xan, sus hijos, pero su padre no…- Bajé la cabeza rascándome la nuca y suspiré resignada.
-No intentes atacarme con el tema del niño, Kai, le tengo más atendido que tú. Yo solo le he dejado solo un mes, ¿tú cuanto?- Le miré de nuevo esperando ver su reacción.



KAI

Vale, pensé que se cabrearía por cambiarle de tema, no que me echase en cara todo lo que hacía mal con el crío, era lo que me faltaba por oír.
-Pues no le veo desde navidades, porque veo absurdo acudir a una fiesta con globitos y pasteles cuando el niño ni siquiera se acordó de mí, lo más seguro. Cuando le vi la última vez no quiso estar conmigo más de diez minutos, de modo que ya le daré su regalo cuando vuelva por allí. –dije cruzándome de brazos, no sé qué hacía dándole explicaciones a ella.



SAYA

Desde navidades… Me levanté y me puse delante de él a una distancia prudente.
Le miré a través del flequillo, tragué saliva, no sabía como iban a salir las cosas, si acabaríamos discutiendo o… Miré la cama de reojo y sacudí la cabeza, ¿pero en que estaba pensando?
-¿Q-qué quieres saber?- Quería acabar ya con esto de una vez y largarme.
-Y deprisa, sabes que no me gusta estar encerrada, y menos contigo.- ¡Tonta!



KAI

Se acercó y por fin cayó, se saltó la parte de gritar, por suerte. Me preguntaba qué quería saber.
-Sólo saber qué información buscas. –dije, y luego caí en las segundas intenciones de su frase “no me gusta estar encerrada, y menos contigo”, que veía a ser lo mismo que “no quiero quedarme mucho rato porque sé que te quiero echar un polvo pero no”. Sonreí casi riéndome, se daría cuenta, pero como esperaba su respuesta no suponía que me interrumpiese en mis pensamientos.



SAYA

Sonrió de una manera un tanto extraña y que conocía bastante bien, puse los ojos en blanco y resoplé.
-Hombres…-Me crucé de brazos y apoyé la espalda en la misma pared que él, a su lado.
-Bien, la cosa es sencilla, me envía la junta de sabios. Según me dieron a entender Draco a metido a un espía en una de las naves del los grupos rebeldes, no sé quién es, pero estoy segura de que podría ser su hijo.- Le miré de reojo y proseguí.
-Me enviaron a mi por petición de Axel, él me conoce y sabe de sobra como soy en estos temas.-Sonreí levemente arqueando una ceja.
-Con esta ya son 13 las naves en las que me he infiltrado como polizón y es en esta en la única que me han cazado.- Respiré un par de veces y me concentré.
-Yo conozco al hijo de Draco, coincidimos una vez en los campos de adiestramiento. Él se preparaba, como no, para seguir los pasos de su “buen” papi, yo, para acabar aquí, bueno… no precisamente aquí, pero… tú ya me entiendes.- Le miré de nuevo, sabía perfectamente que esa misión le intrigaría lo suyo.



KAI

Me lo explicó todo, como yo quería desde un principio. Si yo no conocía a mi exmujer nadie la conocía. Me llevé la mano a la frente reflexionando, entonces se me ocurrió una idea. Ella se había infiltrado ya en trece naves y nunca había sido descubierta, la enviaba el consejo de sabios, que por suerte estaba del lado rebelde, y… de este modo no tendría que chincharme por ver más veces al niño que yo.
-De acuerdo, me gusta. Te quedarás con nosotros. –dije pasando por su lado hacia la puerta. Sabía que protestaría y se pondría hecha una fiera, por lo que prefería no tener que escucharla. Abrí.
-No me des las gracias, sé que lo deseas. –dije cerrando de nuevo con llave.

1 comentario:

  1. Hola!!! soy la primer en comentar, que ilu. Pues chachi (no se nota nada que todavia estoy emocionada XD).
    Me pongo el traje de criticona.
    Pues está bien, le falta más descripción en las escenas de acción pero está bastante bien (saludos del caracol panza arriba mirando al sol)XD.

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